Probablemente en los medios de
comunicación de masas no habréis oído nada o casi nada sobre la
“receta islandesa” para salir de la crisis financiera, los
detractores de “la receta económica islandesa” os dirán que
Islandia es un país con muy poco peso en la economía mundial con
apenas 325.000 habitantes y un PIB de unos escasos 13.000 millones de Euros, un país fuera de la zona Euro y de la UE y ciertamente
tendrían razón en todo. Pero el tamaño de su economía no es
obstáculo para reconocer la importancia de esas medidas muy alejadas
de las “recetas habituales” de los vasallos a sueldo de la
oligarquía económica propietaria del sistema financiero global.
Vamos entonces a comentar brevemente los rasgos básicos de esas
medidas que a día de hoy están sacando a Islandia de la crisis y
tal como reconoce su Presidente Olafur Ragnar Grimsson “tanto
los Estados grandes como los pequeños se enfrentan a los mismos
desafíos y se pueden aplicar soluciones similares”. Más claro
imposible.
El estallido de la burbuja bancaria en
2008 provocó el colapso de la banca privada islandesa generando un
agujero económico cercano a los 60.000 millones de Euros,siendo
incapaz de afrontar los pagos a sus acreedores internacionales. Esto
en una economía pequeña como la islandesa con un PIB en aquel
momento de 10.000 millones de Euros suponía una auténtica
hecatombe. El gobierno en ese punto se vio obligado a tomar una
decisión. O bien asimilar esa deuda de la banca como deuda pública
con el consiguiente perjuicio para el pueblo que de esa forma también
debería de asumir el pago de la deuda como propia, devolviéndose
previa solicitud de un préstamo al FMI. O quizá dejar caer a la
banca y PROTEGER EL PODER ADQUISITIVO de su población. El
gobierno eligió proteger al pueblo, siendo su primera medida la
nacionalización de los tres principales bancos del país para
asegurar los depósitos de sus ciudadanos, pero
no para pagar a los acreedores internacionales lo que provocó la
quiebra técnica de esos bancos. Literalmente rescataron a sus
ciudadanos y dejaron caer a la banca. Negociaron adicionalmente
una quita de la deuda con los acreedores que alcanzó al 70 % del
total. Seguidamente solicitaron un préstamo al FMI que le
permitió implementar las medidas de choque necesarias que
encaminarían al país en la senda de la recuperación. Islandia
procedió entonces a la devaluación de su moneda para ganar
competitividad en el exterior, paralelamente realizó un plan de
control sobre la especulación de divisas, limitando el comercio
con moneda extranjera en el interior del país para que de esa manera
su moneda la Corona Islandesa ganará en estabilidad y fortaleza, dos
puntos de partida clave para ser competitivo y sentar las bases
firmes de crecimiento. El Gobierno implementó además un plan de
protección social que en la actualidad asciende al 7% del PIB.
Islandia se encontró en pleno
estallido de la crisis con su particular burbuja inmobiliaria siendo
especialmente vulnerable el sector de la población que había
contraído hipotecas en su mayoría vinculadas al IPC, ante esto el
gobierno paralizó los desahucios y concedió quitas sobre
aquellas deudas hipotecarias superiores al 110% del valor del
inmueble.
Este “método islandés” para salir
de la crisis tenía y tiene como prioridad principal la protección
del ciudadano por encima de los intereses de la oligarquía
financiera global. Llama la atención como los dirigentes políticos
europeos de la UE, simples títeres del poder financiero han
preferido realizar el papel de portamaletas de la élite y plegarse a
los intereses de los dueños del FMI, Banco Mundial y la Reserva
Federal de USA, los intereses de ese grupo reducido de familias que
no figuran jamás en la revista “ Forbes”. Pero que siempre son
prioritarios para nuestra casta política por encima de los intereses
de su propio pueblo.
Ciertamente Islandia es un pequeño
país con una pequeña economía pero con su soberanía para realizar
su propia política monetaria y fiscal intacta y con las ideas
respecto a sus prioridades muy claras. Sabiendo eso, en este punto
plantearos una pregunta clave. ¿Qué condiciona más, el tamaño de
una economía o tener la libertad necesaria para defender a tu pueblo
de las crisis provocadas por la élite dueña del sistema?. Para
algunos (la mayoría) lo importante es tomar medidas económicas y
fiscales que garanticen el dinero de la élite para Islandia en
cambio, la prioridad ha sido y es garantizar el poder adquisitivo de
su pueblo.
Fuentes:
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