miércoles, 3 de junio de 2015

LA USURPACIÓN Y PERVERSIÓN DE LAS GRANDES PALABRAS POR PARTE DE LA ÉLITE

Si en algo son grandes maestros los integrantes de la élite dominante es en la manipulación de las grandes palabras que conmueven al espíritu humano. Libertad, igualdad, prosperidad, fraternidad, democracia, progreso, etc, etc, etc. Se han servido de estas grandes palabras para narcotizar a la masa humana y dirigirla hacia su interés final que no es otro que el control total del planeta. Mediante las revoluciones y las guerras creadas y financiadas por ellos mismos han ido paulatinamente adquiriendo más y más poder desde hace doscientos años, siempre de cara a la galería bajo un velo de progreso y libertad. Nos han vendido la globalización como algo bueno. Nos dijeron que gastar y gastar en cosas materiales innecesarias era bueno. Nos dijeron que endeudarse era bueno. Para finalmente llevarnos a la pobreza dentro de la abundancia de recursos. ¿ Pagamos más o menos impuestos cada año que pasa ?, ¿ tenemos mejor o peor asistencia pública a cada año que pasa ?. La realidad es que la crisis actual, al igual que la crisis anterior a 1913 y la crisis de 1929, ha sido planificada y ejecutada por los mismos que controlan la emisión del dinero, tanto el euro en la actualidad, como el dólar con la intención de dar una vuelta de tuerca más a la concentración de recursos en sus insaciables manos, lo que les proporciona más poder sobre todos nosotros. Son inmensamente ricos, no es cuestión de dinero, ya que el dinero lo crean ellos mismos. Es cuestión de poder y control, se aprovechan de los rencores entre los seres humanos, del odio, de todas las debilidades humanas para enfrentarnos entre nosotros para que de esa manera no podamos ver el rostro del auténtico enemigo en la sombra. La élite luciferina que controla y dirige a la élite financiera y política.



Pervierten el lenguaje y crean etiquetas que descalifican al disidente. Xenófobo, racista, antisemita, subversivo, extremista, radical, ultra, son etiquetas habituales para aquel que discrepa de los dogmas de fe inmutables del sistema usurocrático. Por contra, tolerante, demócrata, liberal, multicultural, abierto, moderado, dialogante, son etiquetas habituales para muchos que solo son vasallos a sueldo de la élite creadora de este sistema corrupto. Las etiquetas las deciden los amos del sistema usurocrático y son impuestas según si los etiquetados se ajustan a sus deseos o por el contrario son beligerantes a estos. A través de la perversión de “grandes palabras” como “libertad” y “democracia” a la cabeza, un grupo reducido de familias dueñas del sector financiero mundial nos han llevado a guerras y todo tipo de conflictos sociales, enriqueciéndose con ello por el camino y obteniendo cada vez más y más poder. Lo cierto es que todas las guerras desde Napoleón hasta nuestros días se han hecho supuestamente en aras de la libertad y el patriotismo, cuando realmente han sido planificadas por la élite financiera dominante en aras de la codicia y el poder. Por desgracia la realidad de los hechos dista mucho de las grandes palabras. El arte del engaño es parte de la doctrina de los seguidores de Lucifer, hacerse pasar por bondadosos filántropos preocupados por el devenir humano es parte de la mascarada. En realidad son bestias malévolas sedientas de codicia y poder. 



La élite financiera ha creado y financiado toda una serie de organizaciones filantrópicas globales para narcotizar a la población en su doctrina buenista. Cuando lo cierto es que con una pequeña parte de la fortuna de este grupo de familias dueñas de la economía mundial podrían acabar con la pobreza infantil en menos de 24 horas y continuar siendo inmensamente ricos. Instituciones como el FMI o el Banco Mundial, en teoría instrumentos para fomentar el desarrollo de los países más pobres, se han convertido en instrumentos de control de naciones enteras sometidas a una deuda inmensa que jamás podrán pagar. Nos dicen que las naciones occidentales son sociedades libres y democráticas cuando en realidad la libertad de expresión termina cuando pones en duda los cimientos del sistema usurocrático disfrazado de democracia. Nuestro voto está condicionado por la presión de los medios de comunicación al igual que los partidos políticos propiedad del mismo amo financiero dueño del sistema económico internacional. El sistema está tejido de tal manera que todo aquel que no sale en televisión simplemente no existe y al igual que al exclusivo club Bilderberg a los grandes medios de masas solo se accede por invitación y con la bendición del propietario. 



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